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lunes, 26 de mayo de 2025

CAPÍTULO 12. LA PORTADA DEL LIBRO CONSERVACIÓN DE MONARQUÍAS CON UN DIBUJO DE FRAY AGUSTÍN LEONARDO DE 1626

La portada del libro Conservación de Monarquías con un dibujo de fray Agustín Leonardo de 1626


Residiendo en Madrid fray Agustín Leonardo proporcionó el dibujo grabado por Alardo de Popma para la portada del libro de Pedro Fernández Navarrete, Conservación de monarquías (1626).

Según figura en la portada el licenciado Pedro Férnandez Navarrete era en 1626 canónigo de la Iglesia Apostólica de Santiago de Madrid donde era capellán. También era secretario de sus Majestades y Altezas y consultor del Santo Oficio de la Inquisición.

Portada calcográfica de la Conservación de Monarquías de Pedro Fernández de Navarrete , Imprenta Real, Madrid, 1626. Grabado de Alardo de Popma sobre dibujo de Fr. Agustín Leonardo de Argensola.

Fernández de Navarrete, Pedro. Conservación de Monarquías: Discursos políticos sobre la gran consulta que el Consejo hizo al señor rey don Filipe tercero al Presidente y Consejo Supremo de Castilla. Portada. Imprenta Real, Madrid, 1626.

En el detalle siguiente se aprecia la referencia al autor del dibujo como: F. Agus. Leonardo.

Los dos retratos incluidos representan a familiares de Pérez Navarrete. Ambos con su hábito dominico, con su rosario y las Escrituras o Biblia en la otra mano, ambos con un halo de santidad y sobre ellos el lema “Pro Lege et Rege” que significa por la ley y el rey. En la parte superior están representadas Sapientia y Prudentia.

A la izquierda el padre (pone B. P.) Fray Alonso Navarrete protomártir de la religión de Santo Domingo hermano del autor padeció en Japón en año 1617. Aparece degollado, tiene un corte en el cuello por el que sale gran cantidad de sangre. Detalle de la izquierda de la portada.

A la derecha el padre Fray Alonso Mena Navarrete religioso de Santo Domingo primo hermano del autor padeció en Japón año 1624. Figura siendo quemado en una hoguera. Detalle de la derecha de la portada.

Los dominicos logroñeses Alonso de Navarrete y Alonso de Mena fueron dos de los misioneros ejecutados en el país nipón por predicar la fe cristiana. Como señala Fernández Navarrete[1]: “Y aunque de tantas tan graves y santas religiones salen tantos y tan insignes varones para propagar y extender la fe católica plantándola con muchos trabajos en remotas provincias y regándola con su propia sangre como lo hizo mi glorioso hermano fray Alonso Navarrete vicario provincial de la órden de santo Domingo en Filipinas que despues de haber peregrinado mas de once mil leguas en busca del martirio le consiguió en la isla de Tacaxima una de las del Japon el año de 1617 siendo el protomártir de su religion en aquellas provincias a cuya imitacion el padre fray Alonso de Mena Navarrete mi primo hermano hijo de la misma religion de santo Domingo fué quemado vivo a fuego lento en la ciudad de Vomura con otros muchos mártires el año de mil seiscientos veinte y quatro”.

Alonso de Mena y Navarrete[2] nació en Logroño el 3 de febrero de 1578; Alonso de Navarrete y Mena nació igualmente, en Logroño el 21 de septiembre de 1571. Ambos fueron bautizados en la imperial iglesia de Santa María de Palacio. Fueron entre sí primos carnales, tuvieron el mismo nombre, Alonso, los mismos apellidos, aunque en orden invertido, los dos estudiaron juntos en Salamanca, los dos fueron religiosos dominicos, los dos mártires en el Japón y los dos beatificados por el mismo pontífice Pío IX, en la misma fecha, 7 de julio de 1867. No es extraño, por tanto, que el pueblo los haya unido en la misma devoción y culto, e incluso en la misma placa que da su nombre a una de las calles logroñesas.


Beato Alfonso Navarrete y compañeros mártires de Japón[3]Desplegaron su actividad en diversas zonas de Japón. Cuando se intensificó la opresión les llevaron a la cárcel donde acabaron martirizados. El grupo estaba formado por ocho japoneses y diez españoles. Los dominicos, llegados a Japón en 1602, establecieron su campo de misión en la isla de Kyûshû. A su llegada, ya había sido promulgado por Toyotomi Hideyoshi un edicto de persecución contra el cristianismo. Los tormentos que esperaban a los misioneros eran espeluznantes: crucifixión, decapitación, fuego lento, agua ingurgitada y expelida violentamente, agujas o cañas clavadas entre las uñas de los dedos y otras partes del cuerpo, la «horca y hoya», suplicio que consistía en colgar a la víctima por los pies en una horca sobre una fosa hedionda o un manantial de aguas sulfurosas, y en ocasiones la expulsión del territorio japonés. En el grupo, cuya memoria se celebra el 10 de septiembre están Alfonso (se refieren a Alfonso aunque era Alonso) Navarrete y Alonso de Mena, que fueron beatificados por el papa Pío IX el 7 de julio de 1867.


Mártires en el Martirologio Romano[4]: En Omura, en Japón, beatos mártires Alfonso Navarrete, de la Orden de Predicadores, Fernando de San José de Ayala, de la Orden de los Ermitaños de San Agustín, y León Tanaka, religioso de la Compañía de Jesús, que fueron degollados a causa de la fe cristiana, por decisión del supremo mandatario Hideta (1617). Fecha de beatificación: 7 de mayo de 1867, junto a otros 202 mártires en Japón, por el Papa Beato Pío IX.

Alfonso Navarrete nació en Logroño en 1571. Ingresó en los dominicos en el convento de San Pablo de Valladolid y trabajó primero como misionero en Filipinas (1596) donde trabajó en la provincia de Cagayán pero una enfermedad le obligó a regresar a España para restablecerse; allí se dedicó a reclutar misioneros para el Extremo Oriente. En 1611 fue enviado a Miyako, Japón, de ahí a Nagasaki, de donde fue desterrado en 1614. Fue nombrado vicario provincial y promovió la Cofradía del Rosario, que dio a la Iglesia numerosos mártires, y la Hermandad de la Caridad para atender a los enfermos. Se dice que convirtió al cristianismo a muchas personas. Se le conoció como “el san Vicente de Paúl” del Japón, porque se dedicaba a rescatar a los niños abandonados. En 1617 fue a Ômura, donde predicó abiertamente el evangelio, por lo que fue detenido y llevado de una parte a otra de la bahía de Ômura, hasta ser decapitado en Tkashima junto al agustino Fernando de San José Ayala. Es el protomártir de los dominicos en el Japón.

Consejo de Aragón en Fondo Histórico de Aragón

 

Encontramos una curiosa referencia a un Licenciado Agustín Leonardo Argensola en el Fondo Histórico de Aragón[5] en el Consejo de Aragón, que se refiere el 21 de agosto de 1639 a una “Solicitud y concesión de mercedes, ayudas de costa, pensiones, entre ellas, la concedida a Agustín Leonardo Argensola, capellán de la emperatriz (durante siete años), 1639, doc. 14”. Posteriormente, el 31 de octubre de 1639, figura la concesión de una compensación de 200 ducados. Es cierto que por entonces fray Agustín Leonardo realizó la portada anteriormente estudiada para el canónigo Navarrete, que figura como licenciado y era capellán en la corte del rey Felipe III. Por tanto, tenía una relación a través de dicho capellán, y que para elevar su estatus le pudo introducir en la corte para ser colaborador como capellán durante unos años de su estancia en Madrid.

 

No hemos localizado un descendiente de los hermanos Argensola de dicha época con el nombre de Agustín. La cuestión es saber si durante algunos años fray Agustín Leonardo de Argensola fue capellán (esporádico) de María Ana de Austria, hija de Felipe III y hermana de Felipe IV, que partió rumbo a Hungría para convertirse en emperatriz como consorte de Frenando III, rey de Hungría y Bohemia y más tarde emperador de Austria, y que falleció en 1646 en Austria. Otra cuestión es si pudo realizar algún retrato en la corte del rey. 

 

 


 



© María Pilar Saura Pérez del texto e imágenes, salvo las facilitadas por diversas instituciones. Obra realizada sin ánimo de lucro para la divulgación histórica y devocional mercedaria.

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