Fray Agustín Leonardo nombrado Presentado de Púlpito en 1640 y la pérdida de su rastro en Barcelona en 1641
El Mercedario fray Agustín Arqués[1] solicitó informes, que reproduce de forma manuscrita en 1804 para el Bibliotecario Mayor del Arzobispal de Toledo, a los archiveros de los conventos de la Merced en El Olivar (Estercuel, Teruel) y en Barcelona, para conocer en detalle las obras de fray Agustín Leonardo localizadas en dichos conventos. Este documento tan detallado es fundamental para conocer la obra del mercedario Leonardo en esos conventos, cuadros en su mayoría desaparecidos. De dicho documento reproducimos en este capítulo lo que se refiere al último cargo desempeñado por fray Agustín Leonardo, y la pérdida de su rastro en el convento de la Merced de Barcelona, que figura en la siguiente fotografía antigua.
Sobre el último cargo de fray Agustín Leonardo como Presentado de Púlpito en 1641
El archivero indica al
padre Arqués: “Certifico juntamente que el dicho P Fr. Agustín Leonardo obtuvo
essenciones de P. Pdo de Púlpito, como consta en el Archivo de este Convento de
la Merced en un libro de folio con cubiertas de pergamino intitulado “Libro de
la Provincia de 1576 al 1643” en el qual fol. 265 p. 2ª se halla la siguiente
Partida: Fas fee y testimoni yo lo Mº fr Miquel Cors Provincial en la Provincia
de Cataluña, Aragón y Navarra de com N. Rm P. General M fr Dalmau Serra
despacha Patent de Essencions de Presentado de Púlpito en favor de la persona
del Pe. fr Agustí Leonardo y de Argensola en quatre días del mes de Juliol de
1640 dada en lo convent de Barcelona de tot lo qual ne fem fee y testimoni per
haver vista dita Patent, y sernos suplicat la registrase en aquest llibre de
la provincia la qual Patent resta en mi y podet de dit P. Predr. fr Agustí
Leonardo, Y per ser esta la veritat o firmo ouy a quatre de setembre del any
mil siscents quaranta y hu. Fr, Miguel Cors Provincial”.
Por tanto, el 4 de Julio de 1640 el P Maestro Fray Dalmau Serra General de los Mercedarios despachó en Barcelona el título y exenciones del Padre Presentado de Púlpito a Fray Agustín Leonardo de Argensola como constaba en el libro de la provincia desde 1576 a 1643 del archivo de aquel convento. Vivía aún el 4 de septiembre de 1641 pues entonces se le entregó dicha patente. Concluye el padre Arqués que consta que murió después del año 1641, pues la hizo (la Patente) registrar dicho fraile a 4 de septiembre, en cuyo tiempo se quedó con la Patente original como que de ello da fe el Provincial de Aragón.
Según me explica fray Mario Alonso Aguado de la Orden de la Merced de la Provincia de Castilla, los mercedarios a través de su Maestro General, podían otorgar títulos académicos. La patente es el documento mediante el que se otorgaba dicho título. En el caso de fray Agustín Leonardo se trataba del título de Presentado de Púlpito. Las exenciones van inherentes al mismo título. En realidad, son como privilegios, por ejemplo estar exento de tener que acudir al coro para los rezos comunitarios. Así, el fraile con el nuevo título tenía más tiempo disponible para su tarea intelectual, o en el caso del padre Leonardo más tiempo para poder pintar sus cuadros. La Orden debía valorar el trabajo pictórico de fray Agustín Leonardo y de ahí que le otorgase el título.
Tras comentar con el
padre Alonso varias hipótesis sobre qué le pudo pasar con el padre Leonardo
cuando se le pierde la pista el 4 de septiembre de 1641, cuando contaba con 50 años y medio, es difícil decantarse por una sola teoría. Se pueden aventurar varias.
En primer lugar, que se viera afectado por las revueltas de Cataluña de esas
fechas y falleciese, aunque habríamos encontrado algún comentario al respecto
del Maestro General fray Dalmacio Sierra. En segundo lugar, que se trasladase a
otro convento de la Merced en Francia o Italia, sobre lo que no tenemos noticias,
pero se podría indagar al respecto con ayuda de investigadores de dichos
países. En tercer lugar, que abandonase la Orden, pero no tenemos comentarios
en este sentido.
La Orden de la Merced de París en su historia mercedaria de 1685 menciona, como veremos, las dificultades que atravesó el Maestro General Dalmacio Sierra en torno a esas fechas. El contexto histórico pudo afectar de forma directa a fray Agustín Leonardo.
La guerra llega a Cataluña
Merece la pena repasar el contexto histórico general en Cataluña en torno a 1640 y
años posteriores, para tratar de entender lo que estaban viviendo desde el
convento de la Merced de Barcelona, casa madre de la Orden, donde se encontraba el pintor fray Agustín Leonardo, siendo Maestro General fray Dalmacio Sierra. El convento
quedó aislado e incomunicado debido a la situación de guerra y posterior revuelta
de los Segadores.
Sobre la guerra en Cataluña[2] (1635-1640) en 1635 la declaración de guerra de Luis XIII de Francia a Felipe IV llevó la guerra a Cataluña dada su situación fronteriza con la monarquía de Francia, y con ello, con la ejecución de la Unión de Armas (según la cual todos los "Reinos, Estados y Señoríos" de la Monarquía Hispánica contribuirían en hombres y en dinero a su defensa, en proporción a su población y a su riqueza). El Conde-Duque de Olivares se propuso concentrar en Cataluña un ejército de 40.000 hombres para atacar Francia por el sur y al que el Principado tendría que aportar 6.000 hombres. Para poner en marcha su proyecto en 1638 nombra como nuevo virrey de Cataluña al conde de Santa Coloma (Dalmau de Queralt y Codina, hijo del primer conde, fue nombrado virrey en 1638 por el rey Felipe IV y resultó asesinado por rebeldes catalanes al inicio de la sublevación catalana de 1640). Mientras se renueva la Diputación General de Cataluña de la que entran a formar parte dos firmes defensores de las leyes e instituciones catalanas, el canónigo de Urgel Pau Claris y Francesc de Tamarit. Pronto surgen los conflictos entre el ejército real, compuesto por mercenarios de diversas "naciones" incluidos los castellanos, con la población local a propósito del alojamiento y manutención de las tropas. Se extienden las quejas sobre su comportamiento, se les acusa de cometer robos y todo tipo de abusos, culminando con el saqueo de Palafrugell por el ejército estacionado allí, lo que desencadena las protestas de la Diputación del General y del Consejo de Ciento de Barcelona ante Olivares. El Conde-Duque de Olivares, necesitado de dinero y de hombres, confiesa estar harto de los catalanes y en febrero de 1640, cuando ya hace un año que la guerra ha llegado a Cataluña, le escribe al virrey Santa Coloma indicando que “Cataluña es una provincia que no hay rey en el mundo que tenga otra igual a ella. Si la acometen los enemigos, la ha de defender su rey sin obrar ellos de su parte lo que deben ni exponer su gente a los peligros. Ha de traer ejército de fuera, le ha de sustenta”. Así a lo largo de 1640 el virrey Santa Coloma, siguiendo las instrucciones de Olivares, adopta medidas cada vez más duras contra los que niegan el alojamiento a las tropas o se quejan de sus abusos. Incluso toma represalias contra los pueblos donde las tropas no han sido bien recibidas y algunos son saqueados e incendiados. El diputado Tamarit es detenido. Los enfrentamientos entre campesinos y soldados menudean hasta que se produce una insurrección general en la región de Gerona que pronto se extiende a la mayor parte del Principado.
La sublevación de Cataluña, revuelta de los catalanes, guerra de Cataluña o de los Segadores, afectó a gran parte de Cataluña entre los años
1640 y 1652. Tuvo como efecto más duradero la firma de la Paz de los Pirineos entre la monarquía española
y la francesa, pasando el condado del Rosellón y la mitad del condado de Cerdaña, hasta aquel momento partes integrantes del
principado de Cataluña, uno de los territorios de la monarquía hispánica, a
soberanía francesa. La sublevación comienza con el Corpus de Sangre del 7 de junio de 1640, con una explosión de violencia en Barcelona, cuyo
hecho más trascendente es el asesinato del conde de Santa Coloma en una playa barcelonesa cuando intentaba huir, protagonizada por campesinos y segadores que se sublevaron debido a los abusos
cometidos por el ejército real, compuesto por mercenarios de diversas
procedencias, desplegado en el Principado a causa de la guerra con la Monarquía
de Francia, enmarcada dentro de la guerra de los Treinta Años (1618-1648). Los sublevados justificaron la rebelión principalmente con
argumentos religiosos, acusando al Ejército Real de haber cometido sacrilegios,
pero el origen del conflicto había sido la negativa de los paisanos a dar
alojamiento a los soldados. La situación cogió por sorpresa a Olivares, ya que la
mayoría de sus ejércitos estaban localizados en otros frentes y no podían
acudir a Cataluña. El odio a los tercios y a los funcionarios reales pasó a generalizarse
contra todos los hacendados y nobles situados cerca de la administración. Ni
siquiera la Diputación General controlaba ya a los rebeldes, que lograron apoderarse del puerto de Tortosa.
De 1640 a 1652, Pau Claris, al frente de la Diputación General impulsó la decisión de poner el territorio catalán bajo la protección y
soberanía francesa. Pero la revuelta también escapó a este primer y efímero
control de la oligarquía catalana. La sublevación derivó en una revuelta de
empobrecidos campesinos contra la nobleza y los ricos de las ciudades que
también fueron atacados. La oligarquía catalana se encontró en medio de una
auténtica revolución social entre la autoridad del rey y el radicalismo de sus
súbditos más pobres. Conscientes de su incapacidad de reducir la revuelta, los
gobernantes catalanes se aliaron con el enemigo de Felipe IV: Luis XIII (pacto de Ceret) Richelieu no perdió una oportunidad tan buena para debilitar a la Corona española.
Olivares comienza a preparar un ejército para recuperar Cataluña con grandes
dificultades ese mismo año de 1640 y, en septiembre, la Diputación catalana
pide a Francia apoyo armamentístico. En octubre de 1640 se permitió a los
navíos franceses usar los puertos catalanes y Cataluña accedió a pagar un
ejército francés inicial de tres mil hombres que Francia enviaría al condado.
En noviembre, un ejército de unos veinte mil soldados recuperó Tortosa para Felipe IV, en su camino hacia Barcelona; dicho ejército provocó sobre los prisioneros unos abusos que determinaron
a los catalanes a oponer una mayor resistencia. Cuando el ejército del marqués de Vélez se acercaba a Barcelona estalló una revuelta popular el 24 de diciembre, con una intensidad
superior a la del Corpus, por lo que Claris tuvo que decidirse por pactar la alianza con Francia en contra de Felipe
IV. El 16 de enero de 1641, la Junta de Brazos(Las Cortes sin el rey) aceptaron la propuesta de Claris de poner a Cataluña bajo protección del rey de Francia en un gobierno
republicano, y el Consejo de Ciento lo hizo al día siguiente. Pero en esta situación, la República Catalana fue tan solo una solución transitoria para forzar un acuerdo con el
gobierno de Madrid ante la amenaza de intervención francesa. Sin embargo, el
enviado plenipotenciario del rey de Francia Bernard Du Plessis-Besançon logró
influir en las autoridades catalanas en el sentido de que la implicación e
intervención francesa solo podía realizarse si era reconocido como soberano el
rey francés. Así pues, el 23 de enero Claris transmitió esta proposición a la Junta de Brazos, que fue aceptada, el
Consejo de Ciento lo hizo al día siguiente, y el rey de Francia Luis XIII pasó a ser el nuevo conde de Barcelona. Tanto la Junta de Brazos
como el Consejo de Ciento acordaron establecer una Junta de Guerra, que no
fuera responsable ante ambos organismos y presidida por el conseller en cap Jon Pere Fontanella. Días después, el 26 de
enero, un ejército franco-catalán defendió Barcelona con éxito. El ejército de Felipe IV se retiró y no volvería hasta diez
años más tarde. Poco tiempo después de esta defensa victoriosa moriría Claris. Cataluña se encontró siendo el campo de batalla de la guerra entre Francia y España e, irónicamente, los catalanes
padecieron la situación que durante tantas décadas habían intentado evitar:
sufragar el pago de un ejército y ceder parcialmente su administración a un
poder extranjero, es decir, el francés. La política francesa respecto a
Cataluña estaba dominada por la táctica militar y el propósito de atacar,
además de la propia Cataluña, los territorios de Aragón y Valencia. Luis XIII
nombró entonces un virrey francés y llenó la administración catalana de
conocidos pro franceses. El coste del ejército francés para Cataluña era cada
vez mayor, y mostrándose cada vez más como un ejército de ocupación. Mercaderes
franceses comenzaron a competir con los locales, favorecidos aquellos por el
gobierno francés, que convirtió a Cataluña en un nuevo mercado para Francia.
Todo esto, junto a la situación de guerra, la consecuente inflación, plagas y
enfermedades llevó a un descontento que iría a más en la población, consciente
de que su situación había empeorado con Luis XIII respecto a la que soportaban
con Felipe IV. En 1642, el ejército francés de Luis XIII conquista el Rosellón, Monzón (en Aragón) y Lérida. Un año después Felipe IV recupera Monzón y el año siguiente Lérida, donde
el rey juró obediencia a las leyes catalanas. En 1648, con el Tratado de Westfalia y la retirada de la guerra
de sus aliados, los Países Bajos, Francia comienza a perder interés por
Cataluña. Conocedor del descontento de la población catalana por la ocupación
francesa, Felipe IV considera que es el momento de atacar y en 1651 un ejército
dirigido por Juan José de Austria comienza un asedio a Barcelona. El ejército franco-catalán
de Barcelona se rinde en 1652 y se reconoce a Felipe IV como soberano y a Austria como virrey en Cataluña, si bien Francia conserva el
control del Rosellón. Felipe IV por su parte firmó obediencia a las leyes
catalanas. Esto da paso a la firma del Tratado de los Pirineos en 1659. Esta inestabilidad interna y su resultado final fue dañino para
España, pero mucho más para Cataluña. Por otra parte, Francia aprovechó la
oportunidad para explotar una situación que le rindió grandes beneficios a un
coste prácticamente nulo. Como resultado final, Francia tomó posesión
definitiva del principal territorio transpirenaico de España.
En el Corpus de Sangre del 7 de
junio de 1640, con la explosión de violencia protagonizada por campesinos y
segadores en Barcelona, el virrey conde de Santa Coloma se refugió en un momento
dado en el convento de Santa Eulalia de los mercedarios de Barcelona. Aunque
como hemos visto fue asesinado en una playa barcelonesa cuando intentaba huir
por mar.
El efecto de la guerra en
el convento de la Merced de Barcelona
Los padres mercedarios de
la Congregación de París se refieren en su historia de 1685 de la Orden de la Merced[3] al venerable fray Dalmacio
Sierra (o Serra), que nació en Olot y vistió el hábito en la encomienda de
Barcelona. EI Capítulo de Barbastro le eligió Provincial en 1634, gobernando
felizmente hasta 1636 en que el Capítulo General de Murcia le proclamó Gran
Maestro de la Orden el 10 de mayo, rigiendo sus destinos por espacio de seis años
y veinte y ocho días, falleció en Barcelona y fue sepultado en honorifico
sepulcro en la iglesia de aquella Encomienda, sin llegar a tomar posesión del
obispado de Urgel, para el que le nombró el Papa.
Resulta de interés lo que
comentan de las actuaciones de fray Dalmacio Sierra durante la guerra y revueltas
de Cataluña porque, aunque no mencionan a fray Agustín Leonardo, podemos comprender
la situación de tensión vivida desde el convento de la Merced en la casa madre
de Barcelona. En el relato del gobierno del Gobierno del Reverendo Padre Dalmacio
Sierra, Doctor en Teología, 41 Maestro General de la Orden, destacan los cargos
ocupados y sus actuaciones durante la guerra de Cataluña, que les dejó aislados
unos años de sus compañeros mercedarios del resto de España.
El Padre Miguel Cors
Prior del Convento de Barcelona habiendo sido nombrado Vicario General de la
Orden convocó el Capítulo en el Convento de la ciudad de todos los vocales de
las Provincias de Francia, Italia, España y algunas de las Indias Occidentales
habiendo ido allí el 9 de mayo de 1636 entraron al día siguiente donde después
de las oraciones acostumbradas en estas ocasiones. Elegido por unanimidad como
41 General de la Orden al Reverendísimo Padre Dalmacio Sierra. Era catalán de
nacionalidad, Doctor en Teología, igualmente loable por su virtud y por su
doctrina, que le había hecho desempeñar las más considerables responsabilidades
de su Provincia. Había sido Comendador en las más famosas Convenciones de
España, las cuales había gobernado con tan ilustrada prudencia, tan firme celo
por la vida regular y tan grande caridad para con sus Religiosos, que tan
agradable conducta en general le hizo ser elegido Provincial de Aragón y luego
Maestro General de la Orden. Cumplió este cargo con honor. Visitó la mayor
parte de las Convenciones donde hizo Ordenanzas muy juiciosas para mantener la
estricta observancia allí. Siendo el de Barcelona uno de los más ricos
comerciantes de la ciudad, vino a buscarle un hombre muy piadoso llamado Sr.
Agustín y, después de haberle mostrado la particular veneración que le tenía
por su santa Orden, le pidió que conviniese en la fundación de un Colegio que
quería construir y volver a Barcelona donde sus Religiosos de Cataluña pudiesen
estudiar para hacerse capaces de servir útilmente a la Iglesia. A lo cual
consintió con alegría y aceptó la fundación de este Colegio. Presidió dos
Capítulos Provinciales de las Provincias de Castilla, Andalucía y Valencia.
Hubiese seguido
cumpliendo los deberes de su cargo con la misma aplicación y había convocado el
Capítulo de la Provincia de Aragón en el Convento de Barcelona cuando llegó la
revuelta de los Catalanes. Este pueblo muy celoso de sus Privilegios y de su
libertad viéndose oprimido por diez mil infantes y tres mil caballos españoles
que habían sido puestos en cuarteles de invierno en Cataluña donde hacían toda
la violencia imploró la protección del Rey de Francia después de haber escrito
en vano a la Corte de Madrid que se retirasen estas tropas y se les detuviese. El
reverendísimo padre general, que conocía la justicia de sus quejas, no se
contentó con deplorar la desgracia de su país; no olvidó nada de los deberes de
un súbdito fiel para servir bien a su príncipe en esta ocasión. Se unió al
obispo de Barcelona para llevar al marqués de Santa Coloma, que era virrey, a
la gentileza. Pero este señor, creyendo que era una cuestión de honor y de
autoridad del rey su amo llevar las cosas hasta el último extremo en lugar de
ocultar por política la muerte de un maestre de campo que había quedado
inconsciente por haber violado brutalmente a la mujer de su anfitrión, después
de haberle hecho declarar por la fuerza el lugar donde su marido había puesto
su dinero, permitió que su regimiento ejerciera crueldades insoportables sobre
el pueblo que, habiendo tomado las armas, obligó al virrey a huir de Barcelona
con la ayuda de los soldados. El Duque de Fernandina, General de las galeras
españolas, el Obispo de Barcelona, el Reverendo Padre General, y algunos
Oficiales de su Majestad Católica pusieron fin a estos desórdenes por la
prudencia. Se hizo un arreglo entre los hombres de guerra y el pueblo. Pero los
insultos recibidos de una y otra parte pronto reavivaron el fuego que estos
grandes hombres celosos de la patria habían tratado de apagar, porque los
soldados viendo al populacho desarmado reanudaron su violencia Su crueldad
habiendo puesto al pueblo de Barcelona en cólera apedrearon al virrey y a todos
los que se pusieron en posición de defenderlo. Aunque el Reverendo Padre
General tenía todas las razones del mundo para quejarse de la mala conducta de
los que manejaban los asuntos del Rey, que desgraciadamente perdieron por su
violencia sin embargo, hizo dos cosas muy confidenciales en este tumulto donde
el respeto y las leyes fueron pisoteados. Por lo primero mostró su celo por el
servicio del Rey su Soberano y por lo otro su piedad hacia el virrey porque
primero cuando supo la deplorable muerte de este Señor sacó de su sello todos los
papeles de consecuencia que concernían al Estado y los negocios de Cataluña que
el Virrey le había confiado. Luego los puso en lugar seguro y muy secreto por
temor de que los rebeldes se burlaran de ellos y que los usaran contra el Rey
de cuya obediencia querían escapar. Después de lo cual hizo sacar con habilidad
el cuerpo masacrado del Virrey y lo hizo enterrar en su Convento de Barcelona y
cuando vio la furia del pueblo algo apaciguada hizo que sus funerales se
celebraran en nuestra Iglesia durante tres días con una magnificencia
proporcionada al ardor de su celo, no podía hablar sin dolor de la desolación
de su país y que culpaba mucho de la violencia que se había ejercido sobre el
pueblo que lo había reducido a la desesperación, se hizo tan sospechoso en la
Corte de Madrid que el Rey de España, no queriendo ya que los religiosos sus
súbditos tuvieran comunicación alguna con él, escribió al Papa Urbano VIII para
pedirle que estableciera un Vicario General de la Orden en Castilla a quien
pudieran dirigirse hasta la elección de otro General. Pero Su Majestad muy cristiana,
habiéndose apoderado de Cataluña a causa de las urgentes oraciones del Clero de
la Nobleza y del pueblo que había implorado su protección, deseando reconocer
los méritos extraordinarios del Reverendo Padre General, lo nombró Obispado de
Urgel. El Papa, no queriendo por política desobligar al Rey de España para no
parecer que favorecía demasiado a Francia en esta ocasión, le negó sus Bulas
hasta que había cumplido su cargo después de los años fijados, por lo que lo
nombró Obispo in partibus el 31 de julio de 1641 y le envió las Bulas para que
se hicieran efectivas.
Como apreciamos al revisar la situación histórica en Cataluña y su efecto en el convento de la Merced de Barcelona, el contexto era muy complicado y peligroso, con tantas revueltas y enfrentamientos.
El hallazgo de un misterioso retrato en el Museo de Rennes en Francia, que comento en el Capítulo 26, con una anotación que indica fr. Agustín Leonardo, como retratado, o quizás sería como posible autor, añade incógnitas al caso. Esperemos que en el futuro algún investigador pueda encontrar un registro de su paso por algún otro país, algún cuadro del Leonardo o alguna referencia a su muerte.
Referencias en Capítulos Provinciales y Generales
Considero de interés dejar constancia de eventos en algunos Capítulos Provinciales y Generales de la Orden de la Merced[4], de los que he podido revisar, en torno a las fechas que interesan, para conocer los nombres de otros mercedarios responsables en diversos cargos, que habrían podido conocer el paradero de fray Agustín Leonardo.
La desaparición, le sobrevino a fray Agustín Leonardo después del 4 de septiembre de 1641, puesto que, con esa fecha, se registró en el “Libro de la Probación” del convento de Barcelona, la Patente de exenciones de Presentado de Púlpito a favor de la persona de fray Agustín Leonardo de Argensola. La Patente que le había sido concedida por el Rvdmo. Dalmacio Sierra, el 4 de septiembre de 1641, sitúa, por ahora, la última fecha cierta que tenemos de la biografía de fray Agustín Leonardo, ignorándose, hasta hoy, el día y el lugar de su fallecimiento.
Capítulo Provincial de Barcelona en junio de 1640
En el Capítulo Provincial celebrado en Barcelona desde el 22 de junio de 1640, junto al Maestro General Fr. Dalmacio Sierra figura el Venerable P. Mº fray Joan Molina Provincial. Eran comendadores (entre otros): de Zaragoza Fr. Domingo Estevan, de Calatayud Fr. Joan Antillón y de Pamplona Fr. Ignacio Vidondo. Resultó elegido, al final del capítulo, Maestro General el padre maestro Fray Miguel Cors.
El 22 de junio 1640 se inicia Capítulo Provincial (desde p. 248) en el convento de Barcelona (casa madre ) preside el padre maestro Fr. Dalmacio Sierra General de toda la Orden (p. 248v). el maestro Fr. Joan Molina provincial, el Prior de Barcelona maestro Fr. Miguel Cors.../... Eligen nuevo provincial (p. 250v.) que es fray Miguel Cors (que era el prior de Barcelona).
“A las peticiones de los padres Predicadores fray Agustín Leonardo de Argensola, y fray Luis Ramírez de Arellano en que piden se expuestos por Presentados de Púlpito, atento han predicado mucho tiempo y han cumplido con todo lo necesario se Responde que quedan expuestos para Pdos de Púlpito” (p.252). Esta petición figura en la siguiente imagen, junto con el detalle. Vemos que fray Agustín Leonardo utiliza como segundo apellido "de Argensola" y así firmará en dos de los cuadros desaparecidos en Barcelona de la serie sobre Hernán Cortés.
Capítulo General celebrado en Calatayud en junio de 1642
En el Capítulo General celebrado en Calatayud el 6 de junio de 1642 en el que fue electo General de toda la Orden fray Marcos Salmerón (p. 104) que era definidor general de la Provincia de Castilla. Figura el padre maestro Domingo Esteban como comendador de Zaragoza, y es nombrado también Definidor General. En el Capítulo General celebrado en Calatayud del 3 junio 1642 hasta 11 junio, donde no figura fray Dalmacio Sierra decretan (p.8) por las guerras de Cataluña: “ITEM, para que en el interin que duraren las guerras de Cataluña, y estuviese cerrada la puerta a la comunicación con aquella Provincia, si en este tiempo vacare el oficio de Maestro General proxime futuro, sin que por ello se perjudique al derecho que tienen los Padre Priores del Convento de Santa Eulalia de Barcelona, ni se derogue la Constitución, sino que se dispense por la imposibilidad dicha de las guerras, y que para que esto tenga execucion se suplique a su Magestad interponga su autoridad para que lo conceda su Beatitud” .../... “Presidiendo dicho Capítulo nuestro Reverendisimo Padre Maestro Fray Juan de Contreras (p.2), Provincial de la Provincia de Castilla, y Vicario General de toda la Orden, por el derecho que nuestras sagradas Constituciones, y el Capítulo General de Calatayud, le dieron para ser tal Vicario General, en ausencia, e impedimento del Prior de Barcelona, durante las guerras de Cataluña”.
En un registro referido al 31 de julio de 1643 (p. 103v. y 104) el maestro general fray Dalmacio Sierra renuncia porque es electo obispo de Urgel (no llega a tomar posesión debido a su muerte) por el Rey y por Urbano Octavo, delegando en el vicario general fray Francisco Rovira que era prior del convento de Barcelona. El padre Rovira renuncia a su vez al cargo de prior de Barcelona en la misma fecha, al aceptar el cargo de vicario general. No figura ninguna mención a fray Agustín Leonardo.
Capítulo General de Huete de mayo-junio de 1648
En el Capítulo General celebrado en Huete, celebrado el 29 de mayo hasta el 4 de junio de 1648 (p. 104) resultó elegido como maestro general el padre Fr. Antonio Garuz, que antes era definidor general de la Provincia de Aragón. En este capítulo mencionan las guerras de Cataluña. Francia se apodera, eso significa que convento de Barcelona quedó desconectado, y seguramente afectado.
Capítulo Provincial en Pamplona en junio de 1649
En el Capítulo Provincial celebrado en Pamplona el 25-26 de junio de 1649, figuran entre los representantes legítimos en primer lugar Fr. Antonio Garuz, en segundo Fr. Buenaventura Manalt provincial y en tercer lugar figura fray Juan de Molina como comendador de San Lázaro.
1609, junio, 14 Tarazona
Agustín Leonardo, menor, otorga testamento.
[Al margen: Testamento].
Die decimo quarto mensis junii anno
MDCVIIII, Tirasone.
Y como toda persona en carne puesta de la muerte corporal escapar no pueda y en el mundo no se cosa mas cierta que la muerte, et cetera, por aquesto yo Augustin Leonardo, mancebo, estando sano y revocando,et cetera, hago mi testamento en la forma siguiente:
Primeramente encomiendo mi anima a Dios Nuestro Señor.
Item quiero que mi cuerpo sea sepultado en la yglesia del lugar o monesterio donde me hallare el dia de mi muerte.
Nuevas referencias encontradas en Francia
Hay algunas sorprendentes referencias sobre fray Agustín Leonardo en Francia. Conociendo que el rastro de Leonardo se pierde en el convento de la Merced de Barcelona en 1641, año de revueltas en Cataluña, y al desconocer el lugar de fallecimiento del fraile y pintor, es posible especular que de alguna manera terminase sus días en el país vecino de Francia. Al respecto habrá que buscar evidencias, de momento no encontradas.
La presencia de algún cuadro ligado a fray Agustín Leonardo en Francia podría ser factible, tanto a causa de la invasión francesa, con posibilidad de expolios por parte de las tropas francesas, como con motivo de la Desamortización, con destinos no aclarados de muchas obras almacenadas, localizadas en museos e instituciones y con origen en conventos e iglesias.
Museo de Bellas Artes de Rennes
Obtener una referencia[6] a un cuadro en el Museo de Bellas Artes de Rennes de un pintor anónimo con un retrato de un fray Agustín Leonardo me resultó extraño. Incluyo la ficha correspondiente y la imagen, sin haber recibido la solicitada aclaración por parte del Museo francés. Fue aportado por Emile de Meslou, conde de Trégain (1814-1906) que fue coleccionista y benefactor del Museo de Rennes. Como Leonardo era elogiado por sus retratos, la cuestión que queda es saber a qué caballero, puesto que no se trataba de un fraile, había retratado y cómo había llegado a Francia ese cuadro. Estas cuestiones quedan en el aire para otros investigadores.
Identification du bien culturel
N°Inventaire
INV 06.27.14
Domaine
Dénomination
Titre
Frère Augustin Léonardo
Auteur
Ecole-pays
Flandres
Période de création
Millésime de création
1601
Matériaux - techniques
Mesures
H. 66 ; L. 54
Inscriptions
inscription
Précisions inscriptions
Aetis 25 (h.d.) ; 1601 (D.h.d.) ; Frère Augustin Léonardo né à Madrid en 1580, mort en 1640 (barre du chassis, encre noire)
Sujet représenté
portrait d'inconnu; homme ; en buste ; de face ; col
Informations juridiques
Statut juridique
propriété de la commune, legs, Rennes, musée des Beaux-Arts
Date acquisition
1906
Ancienne appartenance
Trégain Comte de
Localisation
Datos de la fotografía y autor que acompaña y un detalle (borroso) del texto que figura en la derecha superior del cuadro.
Date de création
1994-10-26
Date de mise à jour
2012-08-01
Crédits photos
©
Jean-Manuel Salingue
Ejemplo de un retrato de caballero de la Merced dentro del cuadro del Pleito entre caballeros de fray Agustín Leonardo de 1624.
Obras de fray Agustín
Leonardo en un inventario de Mazarino
Existe una mención a
dos obras de fray Agustín Leonardo en el inventario[7] del cardenal Mazarino de
1661. Jules Mazarin, más conocido como el cardenal Mazarino fue un hábil
diplomático, cardenal y político italiano, primero al servicio del papa y más
tarde al servicio del reino de Francia. Fue el sucesor del cardenal Richelieu
como primer ministro. El cardenal dejó todos sus bienes al rey Luis XIV de Francia. La
referencia en el inventario es la siguiente.
Menciona dos cuadros
de los que no tengo más referencias:
-Homme à cheval tenant une espée nue
en main et autres figures toutes petites
(Hombre a caballo sosteniendo una espada en su mano y otras figuras muy pequeñas)
-Homme à cheval, avecq
une robbe, tenant un verre en main et autres petites figures
(Hombre a caballo, vestido con una túnica, sosteniendo un vaso en la mano y otras pequeñas figuras)
Fundado en 1980, el Institutum Historicum Ordinis de Mercedes (ODEMIH) [8] es una institución de estudio e investigación de los frailes mercedarios, con sede en Roma, en la Curia General de los Mercedarios. Tiene una librería digital donde se pueden consultar tanto obras de arte, como documentos, desde pergaminos a manuscritos, revistas y libros sobre la Merced. En la Galería online de mercedarios ilustres figura un retrato anónimo del Maestro General fray Gabriel Prieto realizado en el S. XVIII. El padre Prieto fue el que llevó a Madrid y Andalucía a fray Agustín Leonardo.
Esta biografía de fray Agustín Leonardo queda abierta a futuras aportaciones de investigadores y posibles merecidas restauraciones de sus obras.
[1] Arqués Jover, Fray Agustín. Colección de pintores, escultores desconocidos sacada de instrumentos antiguos, authenticos. Manuscrito, Madrid, Publicaciones del Monasterio del Poyo, 1968-1986); Estudio, transcripción y notas: Inmaculada Vidal Bernabé y Lorenzo Hernández Guardiola (Alcoi, Obra Cultural de la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia.
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Sublevaci%C3%B3n_de_Catalu%C3%B1a
[3] Reverends Peres de la Mercy de la Congregation de Paris. Histoire de l'ordre sacré, royal, et militaire, de Notre-Dame de la Mercy, Rédemption des captifs, dédiée au roy. Composée par les Révérends Pères de la Mercy de la Congrégation de Paris. Chez Guislain Le Bel, Amiens 1685, pp. 836-837.
[7] Les richesses du Palais Mazarin. Correspondance inédite de M.de Bordeaux, ambassadeur en Angleterre. État inédit des tableaux et des tapisseries de Charles premier, mis en vente au palais de Somerset en 1650. Inventaire inédit dressé après la mort du cardinal Mazarin en 1661. La referencia a fray Agustín Leonardo figura en la página 289.
© María Pilar Saura Pérez del texto e imágenes, salvo las facilitadas por diversas instituciones. Obra realizada sin ánimo de lucro para la divulgación histórica y devocional mercedaria.












